Misión, lo que aprendí....

Hace 8 años emprendí un viaje, era un viaje de misión a Honduras. Creo que ha sido la decisión que menos he pensado en mi vida y la que más me ha aportado. No tenía ni idea de lo que iba a hacer, ver, vivir, sentir…, iba sin ninguna expectativa simplemente estaba abierta a lo que viniese.
Este viaje cambió por completo mi vida. Aprendí muchísimo, para mí fue como una muerte y un renacimiento, solo que en vez de vivirla con 80 años la viví con 29 años…
Mi visión de la vida cambió drásticamente, mi forma de relacionarme con el mundo cambió por completo y lo que veo desde entonces, poco tiene que ver con lo que veía antes de haberlo vivido.
Cuando llegué, lo que más me llamó la atención fue lo agradecidas que son aquellas gentes. Aún no habíamos empezado a trabajar, sólo estábamos visitando los proyectos para ver cómo podíamos aportar algo, y ellos ya estaban dando las GRACIAS. Regalaban abrazos, besos… Al principio no lo entendía, me decía; Pero si no he hecho nada aún. Parte de mí sentía que no lo merecía, que no me merecía esa gratitud. Incluso me sentí mal, no me gustaba. Después lo he pude entender. Ellos agradecen tu PRESENCIA. El hecho de que estés allí compartiendo tu SER, con eso bastaba. Lo que hicieses de más, era bien recibido. Ahora sé que no podía entender eso porque aquí es al revés, aquí se valora lo que haces y en función a ello te valoran como persona. Se valoran los resultados, no el proceso; las notas, no el aprendizaje; el dinero, no el esfuerzo; los regalos, no tu presencia.
Curioso fue en mi regreso el empezar a compartir el regalo que me hicieron en Honduras; aquí sentí rechazo, el mismo que yo sentí allí y que a veces aun siento. Cuando a alguien le recuerdas lo válido que es, cuando le enseñas su potencial, la primera reacción es rechazo e incluso piensa; ¿Qué irá buscando? ¿Qué querrá?....
Cuando aquí nos dan las gracias nuestra respuesta es: de NADA, NO HAY DE QUÉ. (las rechazamos, negamos las gracias). Si te vas fuera y das las gracias te las devuelven.
¡Qué daño hace el lenguaje!, eso que se creó para comunicarnos y que tanto nos ha distanciado…
Esto fue lo que aprendí y lo que escribí nada mas regresar ….
He aprendido que somos resultado de nuestras vivencias. Que aunque la biología y genética afecta, el resultado de que seamos “más” buenos o “menos” depende en gran parte, de lo que hemos visto, vivido y aprendido.
Que lo que para uno puede ser terrible, para otro es “normal”, es su realidad… y por desgracia no es que sea un ser “malo” sino que nadie le enseñó que había otra cosa, otra manera de ser y actuar.
Que dentro de la pobreza, hay gente que se siente feliz, más que otros que tienen sus necesidades básicas cubiertas.
Que la felicidad es un sentimiento efímero, que hay que alimentar segundo a segundo, no creo haya un estado de bienestar absoluto. Eso es sentirse bien, no ser feliz. Son las pequeñas cosas las que hacen que te sientas feliz. Es una emoción y como tal es temporal. Así que en vez de buscarla, provócala.
Que todo tiene un final y un principio y que una de las cosas más difíciles es aceptar eso.
Que las relaciones empiezan y acaban y no por ello son mejores ni peores. Son momentáneas. Un amigo es tu mejor amigo porque ha compartido un momento o unos momentos en la vida que has considerado importantes, pero eso no significa que siga haciéndolo el resto de la vida, ni que por no hacerlo deje de ser tu mejor amigo. Nadie es imprescindible. Es el haber compartido esa emoción lo que ha hecho que haya nacido esa conexión entre ambos y eso nadie lo podrá cambiar. Es bueno mantener las amistades, pero aun mejor crear otras nuevas las nuevas experiencias son nuevos conocimientos.
Que una persona que de repente es un absoluto desconocido puede convertirse de repente en tu mejor amigo simplemente por el hecho de haber compartido una situación especial, en ese instante, en ese momento. De ahí que crea que las relaciones dependen de los momentos y las emociones que se comparten de forma conjunta
Que todos necesitamos de los demás, unos en mayor medida que otros es una realidad. El ser humano es social.
Que unas personas van a crear impacto en tu vida, por supuesto(amarillos) y que eso pase depende del momento que uno viva, de la aportación que la otra persona te hace y de lo abierto que uno esté a recibirla por supuesto.
He aprendido que no hay que dar nada por hecho. A lo largo de la vida vamos conociendo a personas y nos vamos llenando o desencantando. De ahí hacemos como una valoración y a veces al llevarnos algunas decepciones decidimos ponernos el escudo (a nadie le gusta sufrir). Y lo llevamos puesto con todo el mundo, queridos, amigos, conocidos y desconocidos… Eso es resultado del aprendizaje que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestras relaciones. ¿Pero qué pasa? A veces ese escudo se nos queda pegado y no sabemos quitárnoslo. “Damos por hecho” que la gente que nos importa “lo sabe” y no hacemos nada por demostrarlo…Todos necesitamos ser reforzados, ser apremiados, ver que en esa relación en la que uno invierte tiempo y esfuerzo hay un resultado ¿gastarías tu tiempo en regar una planta que murió, que no te aporta nada? Es algo tan sencillo como el hecho de acordarte de alguien porque una vez “compartisteis” un “momento” juntos, hacer una llamada y decírselo. (pequeños gestos pueden conseguir grandes obras) seguramente consigas regalarle un momento de felicidad en su día. No des nada por hecho.
He aprendido que de todo el mundo se aprende, hasta el que vive tirado en la calle ha desarrollado una virtud que tu jamás conocerás porque la vida no te ha brindado nunca la oportunidad de encontrarte en esas circunstancias y si lo hiciera no las vivirías de la misma manera….por eso todo el mundo tiene algo que aportar.
Que hay personas mal educadas, egoístas, etc pero el hecho de que tengan un defecto no implica que no brillen en otras cosas en las que tú no brillas.
Que uno jamás termina de completarse. Quien diga que se conoce perfectamente, es porque vive en un cuarto cerrado y no ha puesto a prueba su propio” yo”.
Que el dolor, el sufrimiento y las injusticias existen. Pero es la falta de habilidades de afrontamiento que uno posee lo que diferencia que una persona sienta algo como un reto o contrariamente como una desgracia. De ahí que seamos tan distintos. Es la mente quien limita y la falta de recursos (falta de aprendizajes) no la vida. Los instrumentos están, el que sepas usarlos o no depende de ti.
Que el sentido del humor es tu mejor amigo, el efecto que puede tener una sonrisa en una situación desagradable puede hacerte ver que eres fuerte
Que suelen ganar más los “no puedo” que los “quiero”, pero cuando un quiero gana el resultado es espectacular, porque es tuyo.
Que la música es imprescindible, quién no tiene un gran recuerdo asociado a un tema….es el alimento del alma...
Que vivimos limitados, limitados por la opinión de los demás. Parece que es más importante “quedar bien” que disfrutar esos pequeños momentos que te dan la felicidad.
Que hay “momentos” en los que es mejor actuar que pensar. Ya habrá tiempo para meditar después y sacar conclusiones. Eso sí, siempre es bueno pensar qué obtuvimos con la acción. Eso es lo que te hará aprender.
He aprendido que nos molesta que alguien venga y nos diga nuestros fallos, a nadie le gusta que le digan que hace mal…y solemos enfadarnos con quien lo hace. Y es comprensible, nos pasamos la vida mirando hacia otro lado para no verlos, cómo nos va a gustar que venga alguien a plasmárnoslos de frente si llevamos la vida evitando hacerlo nosotros mismos…. Pero supongo que la manera de tomarlo dependerá de quien venga, de lo que signifique para uno y de cómo lo transmita, si es alguien que te quiere y apoya….¿ no deberíamos verlo como una manera de darnos cuenta de qué hay que mejorar? ¿No es una oportunidad de cambio y de crecimiento? Al fin y al cabo en los momentos más duros y difíciles de la vida uno se encuentra “solo” consigo mismo… y cuanto más se conozca y acepte quien es y lo que ha conseguido menos duro será. ¿No es mejor ir cambiando poco a poco con la ayuda de los demás que encontrarte después en esas situaciones con alguien al que has estado esquivando toda la vida? No es más fácil afrontar las cosas si realmente estas orgulloso de quién eres, de lo que eres?....
He aprendido que todos necesitamos momentos de soledad…..
He aprendido que el instinto de supervivencia esta ahí, camuflado muchas veces , pero que en situaciones de convivencia todos los sacamos.
He aprendido lo importante que es vivir las cosas tal y como vienen, a sentirlas en su plenitud, sin perderse en preocupaciones que te roben esa sensación presente.
He podido vivir la magia que se crea cuando estás con un grupo de gente desconocida que se encuentra como tú, sin su gente querida cerca, lo vulnerable que somos….. y como de repente nos unimos y nos hacemos fuertes pasando de ser unos desconocidos a ser una familia, un mejor amigo y un compañero.
Me he dado cuenta de que a todos nos gusta chismorrear, es como una forma de llenar los silencios y descargar así la ansiedad.
Me han enseñado que aunque creas que tu alrededor no tiene solución, pequeñas acciones pueden conseguir grandes obras. Y aunque parezca una utopía, es real. Yo lo he visto, He visto como un ser humano, al que admiro y respeto profundamente lo hace día tras día y lo mejor es que contagia a que su alrededor también lo haga. Saca lo mejor de ti. Es lo más grande que he visto en mi vida. ( P. Patricio)
Una de las cosas más importante que he aprendido ha sido a “compartir”. Es increíble lo que se crea cuando compartes con alguien una vivencia, una sonrisa, una situación difícil, un agotamiento físico, hambre, sueño, impotencia, decepción…..alegría, un sentimiento, unas lágrimas de emoción……no hace falta ni hablar, solo mirarse y sentir que aquella persona que está a tu lado siente quizás, no lo que tu sientes , pero si algo muy cercano…
Bueno seguramente he aprendido más cosas que ya iré descubriendo poco a poco…. Espero que cuando lea esto con el tiempo no piense tal cual, eso significará que sigo creciendo y aprendiendo.
Esto es lo que he aprendido de allí y de aquí de cada “momento vivido”. Si ves la vida como una oportunidad de aprender de cada cosa que pasa por delante de ti y focalizas la atención en eso, todo cobra un sentido, nada es malo, porque sabes que aunque duela, siempre sacarás un regalo. Es el regalo que me han hecho y como me dijo alguien de allí “compártelo, comparte lo que te han regalado aquí, no te guardes nada.” Aquí está, espero que quien lo reciba lo haga con la misma ilusión con la que yo lo recibí.
Desde entonces estoy en misión, en una nueva misión pero en una selva diferente…. Cuando regresé yo me sentía fortalecida en todos los aspectos, sentía que podía con cualquier cosa, me di cuenta que ningún libro, ni master ni formación podría haberme enseñado jamás todo esto que yo aprendí y es que la experiencia es sabiduría y eso solo se alcanza viviendo.
Así aprendí yo a vivir en presencia, a vivir con una mente plena. Así aprendí a enamorarme de la vida, aunque a veces pierda la claridad, todo me parece alucinante, como me dice un cliente. " Es que tú estás todo el día flipada, todo es increíble para ti".
Ahora siento algo parecido a cuando regresé, siento que va a darse un nuevo cambio drástico en mí, una apertura nueva expansiva. Por eso me gusta leer este texto, porque me ancla, me da dirección y claridad.
Supongo que en estos 8 años he ido preparando el terreno para ello y seguiré cultivando, para que el campo de flores impregne de esencias todo el espacio que pueda y haga despertar aquellos sentidos que aún duermen...
Que la fuerza de tu intuición guíe tu vida!